Las apariencias engañan
Por Martín Medina B.
autor
Siempre está ahí… Esperándola como un amanecer, con
paciencia bajo el puente sin que importe si llueve, hace frió o cae la nieve,
llega por lo general algunos minutos antes que ella, la espera con paciencia
sin mirar a la gente que pasa, sean mujeres u hombres, su rostro a pesar de
todo nunca luce intranquilo.
Cuando ella llega coge su bolso como una costumbre; quizás
lo hagan por rutina y ello les impida notarlo, se coloca el chico el bolso sobre su hombro, le toma la mano y se
marchan del lugar caminando lentamente, como un paseo por alguna alameda,
charlando en voz baja, el chico mostrando esa caballerosidad tan carente hoy en
día.
Podemos imaginarnos a la tras lo descrito con anterioridad…
No, él no viste ropa formal, ni un peinado fuera de época,
es un hombre con unos jeans ajustados, con calaveras sobre la tela dibujadas,
una chamarra de piel con parches rockeros y un piercing en su nariz. Por su
parte ella viste ropa común.
Sin duda… las apariencias engañan.
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